En ocasiones, en el ámbito de las empresas familiares, el peso de las responsabilidades y el compromiso no se encuentra equilibrado y se evidencian situaciones injustas que con el tiempo se instalan en la convivencia familiar, generando controversias y afectando las relaciones filiales.
Una de estas injustas situaciones, se da cuando la familia siendo consciente de las grandes capacidades profesionales y personales que tiene el líder del negocio, para solventar cualquier tipo de situación o proyecto, deposita sobre este todo tipo de responsabilidad derivada de su cargo y aun así le suman peso con otro número de preocupaciones, deberes y hasta problemas personales.
Esto, hace que el gran líder del negocio de la empresa familiar deba llevar el control de un sinnúmero de situaciones y aspectos que se convierten con el tiempo en una carga demasiado pesada. Este sacrificio no valorado genera situaciones de inconformismo e insatisfacción que perfectamente pueden ser los generadores de incomodidad y frustración.
Es importante recordar que, como familia tenemos en compromiso moral de apoyar a nuestro líder en todo momento y toda situación, evitar sumarle problemas o distracciones también es nuestra tarea.
Algo aún más decepcionante se presenta cuando, pese a ese sobre esfuerzo al que se ve obligado el líder a asumir, la familia exige de la empresa la rendición constante de los ingresos y el cumplimiento puntual de aquellos beneficios que creen merecer por el solo hecho de ser familia.
En ocasiones, los familiares olvidan que deben demostrar un verdadero sentido de pertenencia y respeto por el negocio, después de todo, no sería justo que todo el trabajo y esfuerzo de los fundadores corra riesgos y se exponga el negocio a una posible quiebra por causa de la irresponsabilidad y descuido de generaciones próximas.
Ver a la empresa como una gran caja chica de donde siempre se podrá disponer de dinero, es un grave error, que en ocasiones lleva a la empresa a la quiebra inminente, terminando por ser valorada lamentablemente cuando no hay nada que hacer.
En conclusión, los hechos que lleven a no valorar debidamente a un gran líder con el tiempo, a mediano o largo plazo comienzan a cosechar frutos nocivos para la empresa familiar, llegando a escalar a instancias impensables. Recibir, aceptar y aprender de un liderazgo comprometido y responsable es un beneficio que no se debería desaprovechar.